UN MILITAR YEBENOSO DE LA PRIMERA REPÚBLICA (AÑO DE 1.883)

El comandante D. Pedro Marín de Bernardo y Gil, segundo jefe de la Revolución de Badajoz en agosto de 1883. Es tan brillante la hoja de servicios de este insigne soldado de la patria, como su amor y adhesión a la causa de la República; dotado de una inteligencia superior y de un valor extraordinario, el Sr. Marín, como todos los hombres que verdaderamente valen, tienen la cualidad de ser modesto hasta la exageración; no da importancia a sus hechos de armas, no considera virtud sacrificar su vida y su carrera por las ideas que sustentamos, y ni siquiera se queja de su larga y penosa emigración. Soportó esta durante ocho años en el mayor silencio, y de igual forma, huyendo de las justas y legítimas manifestaciones de cariño que todos su correligionarios le hubiéramos tributado por sus importantes servicios a la Revolución, regresó a la patria.
Nuestro ilustre amigo nació en Yébenes (Toledo) el 13 de mayo de 1831. Hijo del coronel de caballería D. Francisco Marín [bien conocido por el pueblo de Yébenes pues se trata del yebenoso "Chaleco", carlista durante la primera guerra carlista e isabelino durante la segunda], se hallaba con su familia en Madrid estudiando para ingeniero de caminos el año 1851, cuando le tocó la suerte de soldado. Entusiasta por la milicia, en la cual tenía ya otros dos hermanos también jefes, no quiso desistir de su deseo por seguir su suerte. En la fecha referida ingresó en la Dirección de Infantería, donde se distinguió por su inteligencia y aplicación. En julio de 1856 obtuvo el grado de subteniente por mérito de guerra, ascendiendo por antigüedad a este empleo en mayo de 1859. Destinado al regimiento de Zaragoza, ascendió en el mismo a teniente por antigüedad en julio del mismo año. Pasó al regimiento de Almansa y después al de la Constitución; obtuvo en este último el grado de capitán en septiembre de 1868, por servicios prestados a la causa de la Revolución. Estuvo con el regimiento de Asturias de operaciones en Andalucía hasta 1871, que fue destinado a cazadores de Ciudad Rodrigo. Con este batallón fue de operaciones a Cataluña, provincias vascongadas y la Mancha en dicho año, el 72 y 73. Por méritos contraídos en Mañaria (Vizcaya) obtuvo el grado de comandante el 14 de mayo de 1872, y en febrero de 1873 y por iguales motivos ascendió a capitán en el mismo batallón. En abril del 73 fue destinado a cazadores de Puerto Rico, en cuyo cuerpo continuó hasta la conclusión de la campaña. En el sangriento combate de Udave (Navarra), primera derrota sufrida por las armas de la República, abandonado su batallón a sus escasas fuerzas contra el grueso de las facciones, gracias a la serenidad y arrojo de nuestro querido correligionario, con sólo 50 hombres hizo frente a los escuadrones navarros, salvó las dos piezas de artillería de la columna y lo que quedaba de su batallón. Este hecho heroico debió ser premiado con una cruz laureada; hecho casi desconocido por la excesiva modestia de nuestro biografiado, quedando sin premio, a pesar de haberlo solicitado para él sus compañeros de armas. Por último, después de varias acciones de guerra y combates en que tomó parte, ascendió al empleo de comandante en mayo de 1875. En mayo de 1876 fue destinado al regimiento infantería de Covandoga, con el cual pasó a Badajoz, y al que perteneció, querido y estimado de sus jefes y oficiales, hasta el año 1881, que fue nombrado secretario de aquel Gobierno militar, desempeñando este cargo hasta, el 5 de agosto de 1883, día en que se proclamó la República en dicha capital de Extremadura. Vencida aquella Revolución, a la que tan poderosamente contribuyó el Sr. Marín, entró en Portugal con todos sus compañeros, siendo después embarcado y conducido a Rennes, donde permaneció cuatro años. Regresó al continente de Portugal y el Gobierno de la monarquía española, que veía en el digno comandante un enemigo terrible de su tranquilidad, pidió al portugués que fuese internado, siendo conducido el Sr. Marín a la isla de la Madera, en unión de su señora e hijo. Allí ha estado hasta hace pocos días que regresó a España... Ver recorte de prensa
El País. 22/09/1891, página 1.

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