EL BOTÁNICO MUTIS RECOLECTA PLANTAS EN YÉBENES (AÑO DE 1760)

El médico y botánico gaditano José Celestino MUTIS fue director de la Real Expedición Botánica realizada en el Nuevo Reino de Granada (hoy, Colombia) durante el reinado de Carlos III, en la que se recolectaron y clasificaron 20.000 especies vegetales y 7.000 animales. En 1760, vuelve de Madrid a su Cádiz natal y a su paso por Yébenes se hospeda dos días para recolectar plantas de la sierra.

[...] proseguimos nuestro viaje sin otro susto que el que se nos prevenía con la amenaza de una tempestad a la subida de la Sierra, bien alta y penosa, llamada comúnmente la Sierra del Puerto de Yébenes. En efecto: pudimos subirla y bajarla sin tempestad alguna, que no comenzó hasta que estuvimos en el lugar. Este dista de Orgaz una legua muy larga.

Llegamos a Yébenes a las ocho de la mañana del día 30 [de julio de 1760] y a esta hora comenzó la tormenta que se desvaneció en buen tiempo. [...]


Yébenes es una gran población de más de mil y trescientos vecinos, aunque está encabezonada en mil tan solamente y está situada al pie de la Sierra. Es abundante en aguas, mejores que las de toda la Mancha. Se haya dividido en dos jurisdicciones, la una pertenece a tierra de Toledo y la otra a tierra de Mancha. La gente del país es medianamente tratable, pero es digna de toda alabanza la inclinación al trabajo. Los hombres todos trabajan en el campo, y las mujeres todas, sin exceptuar ninguna, se aplican a hilar lana y hacer medias, famosas por su duración en toda España. La mejor recomendación que pueden dar los tratantes a sus medias es el de llamarlas medias de Yébenes. Me servía de mucha complacencia pasear por las calles del lugar y ver que ninguna mujer vivía ociosa. Al pasar de una casa a otra, por gusto o necesidad, es infaliblemente con la rueca o la media en sus manos. Por lo regular, se juntan en corrillos, y hacen más divertida su labor. Las madres ponen a sus niñas en casas de las maestras luego que pueden sujetar las agujas en las manos, en donde no aprenden otra cosa que hacer medias.

Fuimos recibidos en este lugar en casa del tío José López conocido en el pueblo por el pelao, padre de los arrieros con quienes viajábamos. Su trato para con nosotros fue espléndido en cuanto lo que permite el sitio. Nos sirvió el almuerzo con un gran plato de carne, la comida con una buena olla, y la noche con una cena de carne y otro plato de asadura bien compuesta. El pan y el vino iban con exceso abundantes, y la cama tan buena como podría tenerla en mi propia casa. Nos sirvió de bastante gusto la loable costumbre del tío López que comenzaba sus comidas con ciertas fórmulas diferentes, según la hora que se comía. Por su variedad y dilatada deprecación (que hacía a veces entre dientes) no pude imponerme en todas [Mutis, también era sacerdote]. Algunas veces le oí comenzar de este modo: Jesús, esto que hemos de comer, bendígalo Dios, que tiene el poder. Concluía diciendo en mal latín: Benedicamus Domino, y haciéndonos rezar un Padrenuestro y un Avemaría por todas las almas de nuestros fieles difuntos para que S.M. las tenga en descanso, y las nuestras que de este mundo vayamos. Después otro Padrenuestro y Avemaría a San Antonio para que dé a ustedes y a todos los caminantes un feliz viaje por cualquiera parte en que caminasen y nos acompañe a todos con su gracia en la gloria [...]

La tarde del día 30 salimos a botanizar en el Puerto de Yébenes que nos prometía abundancia de plantas no muy comunes. En efecto, todo lo que observé en aquel terreno fue lo siguiente:

Centaurea Linn. [Aciano]
Eringium communne. [Cardo corredor
Carduus. Multi et varii. [Cardo]
Tymelea. [Bolaga]
Tymus. [Tomillo]
Daucus. [Zanahoria]
Hyeracium villosum. [Hieracium villosum]
Alchimilla minima. [Alquimila]
Cariophillus silvestris. [Caryophyllus]
Ortegia intes supes. [Escobilla]. Ya la habíamos encontrado a las orillas de las famosas viñas que hay desde Orgaz hasta el Puerto de Yébenes.
Allium muschatum. [Allium moschatum]
Ruta Silvestris. [Ruda]
Helianthemi [Heliantemo]. Las dos especies que hay en los alrededores de Madrid.
Pimpinella. [Pimpinella]
Marrubium silvestre. [Malvarrubia]
[...]


Volvimos a casa la noche del 30 y cenamos con el mismo gusto. Todo nuestro placer fue interrumpido con los gritos y porvidas que echaba el tío López con el motivo de una desazón que tomó: fue el caso. Para franquear más abundantemente nuestras comidas, mandó a su mozo Bernardo por dos arrobas de vino a Orgaz. Después de haber tardado mucho, y tanto que apenas llegó al medio de la cena que empezamos a las diez de la noche, tuvo la inadvertencia de repartir el vino, sin orden de su amo, a otros que lo pedían en nombre del tío López. Descompuso tanto al tío López esta acción del Bernardo, que votaba como buen arriero y de modo que alborotó la casa. Durole esta desazón una buena hora, y se le aumentaba cuando repetía que habiendo enviado por dos arrobas de vino apenas sobraría para el almuerzo del siguiente día. No dejó de sorprenderme este alboroto del tío López a quien tenía yo por hombre muy pacífico; pero es verdad que aunque lo conocía cerca de veinte años, siempre lo había tratado fuera de su casa. En el día y medio que estuvimos con él conocí cuál al contrario era, pues lo encontré muy pronto a enfadarse de la más leve friolera y facilísimo en votar escandalosamente. Se me ofrecieron algunas reflexiones morales sobre el modo de pensar de esta gente habilísima en hacer el papel de Santo y el de escandaloso en ciertas ocasiones. Formaba las mismas siempre que veía a su hija, de diez y seis a diez y ocho años, vestida escandalosamente, con los pechos medio cubiertos y las enaguas a media pierna, al uso del país. Sin embargo de esta escandalosa vestidura, conservaba una esquivez continua, y un total despego a todo trato, que a mi ver la ponía a cubierto de toda malicia. Llevaba en su cuello, pendiente sobre el pecho de la parte afuera, un rosario de 15 dieces, guarnecido cada diez con una gran medalla de plata, que además de la cruz y otros cascabeles que no puede reparar bien, formaba un relicario muy de su gusto. Tenía en sus dedos de diez y ocho a veinte tumbagas, cuyo fin no pude averiguar, porque no tuve ocasión de explorar sus ideas.
[...]
Con el motivo de saber que nosotros éramos de la familia vinieron algunos enfermos de cirugía a consultarnos. Entre ellos vino una niña, de edad un año, con una lupa, situada entre la pierna y el muslo, de un tamaño tan disforme, que de largo tendría de doce a trece pulgadas, y de ancho de cinco a seis. Le aconsejamos que se abstuviese del uso de algunos emplastos que le aconsejaban el cirujano y el médico del lugar, no permitiendo de ningún modo el uso de cualquiera otra medicina, y que si llegaban a aconsejar alguna operación, reflexionasen bien en qué manos la ponían. Nos contaron dos desgracias sucedidas en el espacio de quince días: la primera de un joven herrador, a quien otro del oficio le dio tan terrible golpe en la cabeza con unas tenazas que murió al tercer día; la segunda, de otro mozo a quien un amigo le dio tres fuertes palos en la cabeza, cayó en tierra sin sentido, volvió en sí después de algunas horas, le hicieron practicar sus diligencias cristianas, y al tercer día de su golpe, decían, continuaba con mejoría. No vimos aconsejado el uso del trépano, ni descubrimos señales, por donde juzgamos a favor de la habilidad del cirujano del país retirado en cuanto puede de la práctica de la Cirugía, ni del de Orgaz, que viene a asistir a los enfermos de Yébenes. Estos lances y lo visto en los demás enfermos, confirma el lamentable estado de la Cirugía en España.


En Yébenes, además de la Parroquia, hay un Colegio de Jesuitas con cuatro o cinco Padres de Misa y algunos otros coadjutores. No dan otra enseñanza que el leer, escribir y la gramática. Hay también un convento de beatas y algunas ermitas fuera y dentro ... Leer más
Biografía de José Celestino Mutis con la relación de su viaje y estudios practicados en el Nuevo Reino de Granada. Autor: Apolinar Federico Gredilla. Madrid. Año 1911. Páginas 404-408.

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